Sin embargo, la perspectiva de lograrlo parece estar más lejos que nunca. Este es uno de los motivos por los cuales en Buenos Aires Daniel Oppenheimer, un rabino ortodoxo, en el sitio web de Adjut Israel sugiere a su congregación que no es momento de celebrar. Tras el genocidio nazi que destruyó millones de vidas, la idea de un Estado para los judíos parecía tan lógica como prometedora:
Así fue que luego del gran dolor del holocausto, nos auto-engañamos con el beneplácito (fundado en el sentimiento de culpa) de las naciones que dio lugar a la creación del Estado. Si tantas naciones levantaron su mano en la votación de las Naciones Unidas para dar lugar a la partición de Palestina y la consiguiente creación de un hogar judío, esto sin duda significaba que el final del túnel estaba a la vista. … Sin duda, esto permitiría la convivencia con los vecinos de Israel y el fin del antisemitismo. Se había –supuestamente– encontrado la panacea para curar todos los males que nos aquejaban y todo de un solo vuelo. Sin embargo, pasaron 60 años. Y los judíos, claramente, no somos un país más en medio de los demás.
De hecho, tanto los sionistas como sus oponentes coinciden en que probablemente Israel se haya vuelto el lugar más peligroso para los judíos. Esto se ve reflejado en el caudal importante de emigración de Israel aun cuando el Estado cuenta con una fuerza militar superior y descansa en una fuerte economía. Israel ha logrado un desengaño tal que impactó hasta aquellas personas que solían ser sionistas de lo más comprometidas y destacadas.
Avraham Burg, ex vocero del Parlamento Israelí y Jefe de la principal Agencia Sionista Internacional, convoca a todos sus compatriotas a obtener un segundo pasaporte. Burg es un judío observador que lamenta profundamente que “de las tres identidades que me constituyen –humano, judío e israelí– siento que esta última me abstiene de gozar de las otras dos.”
La experiencia israelita ha deshumanizado a muchos judíos. El estado de Israel, fundado por la fuerza y contra la voluntad de una mayoría árabe de aquel entonces en Palestina, ha provocado que sus habitantes sufran sesenta años de constante tensión y guerras intermitentes. Según Burg, “Israel es un estado de trauma en casi todas sus dimensiones.”
Ya sea por motivos religiosos, políticos o humanitarios, muchos judíos no celebran el 60 aniversario del estado de Israel. Lamentan los sacrificios exigidos por el Estado y se preguntan si acaso no fueron en vano.
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* El autor es profesor de historia en la Universidad de Montreal; su ultimo libro “Contra el Estado de Israel: historia de la oposición judía al sionismo” fue publicado por MR Ediciones en abril de 2008.